lunes, 17 de diciembre de 2007

Adyacentes.


Un día desperte, y ya no estaba donde mi cuerpo decidió descanzar de tanto peso, dolor y pena. Traté de convencerlo, pero no había vuelta atrás. Decidió morir, y punto.

Con tristeza, lo tomé entre mis brazos. Le puse la ropa que más le gustaba. La peiné; nunca me di cuenta que realmente su pelo era lindo sin alisar. A lo natural. Por lo mismo decídi no maquillarla. No tenía por qué esconderse.

Todas las marcas de su cara eran recuerdos. Todo tenía sabor a historia, una muy corta para algunos, pero para ella era una vida entera. Si, no se puede discutir. Era una vida completa.

Cuando ya estaba lista para entar al ataúd decidí admirarla. Sus ojos, su boca, sus hombros, su piel, sus brazos; todos me decían algo. Una cicatríz en la rodilla me dijo algo muy sabio: Tantas veces tuve que caer para darme cuenta que no importaba cuantas veces lo hiciera, siempre podía levantarme. La miré y me acorde cuando se la hizo. Era muy pequeña, corría de felicidad, corría por que cuando eres pequeño no puedes esperar por nada. Todo es ahora, en este momento y ya!

Eso me hizo pensar en que ella nunca se detuvo en su vida. Pocas fueron las veces en las que decía: ¿Estará bien?, ¿Porqué hize esto?, lo pensaré y te digo. Siempre se lo repetía, "Piensa antes de actuar" En verdad eran todos. Pero era testaruda, una mujer que no acepta un no como respuesta. Me gustaba un poco eso de ella. Si creía en algo seguía hasta que su conciencia moral le dijera basta.

No podría decir si era una buena o mala persona. Es sierto, yo siempre la amé. Pero no podría catalogárla. Se que ella odiaría que le dijeran en este momento: Pero si era tan buena. Cuando la conocí, estaba cambiando. Me sorprendió que lo que a simple vista era una niña triste (Por que realmete lo era), se convirtiera en una mujer que esta llena de vida. Siempre quize verla con hijos. Ama a los niños, su vocación era ser mamá. Le costaba asumirlo, pero era lo que realmente le apasionaba. Una buena doctora quizás. Era su sueño.

Si pudiera despertarte, solo te diría no te rindas. Vuelve a creer que la vida no es solo felicidad, pero es muy importante encontrarla en los lugares y momentos precisos.








Luego desperté. Mire al cielo, y decidí volver a empezar.